Hace un tiempo que me interesa la concepción de conciencia en las culturas orientales, el modo en que ellos la conciben como un elemento a ser ejercitado y el cual es capaz de múltiples facultades. Los budistas por ejemplo conciben en su cosmología religiosa la idea de conciencia plena como uno de los requisitos para obtener la sabiduría. En este sentido hablar de abrir la conciencia, expandirla desarrollar sus capacidades al máximo significa una práctica de transformación, la intención de lograr un nuevo ser, un nuevo estado conciencia, la cual no deja de sorprender el límite de sus capacidades. Como experiencia personal he practicado algunas meditaciones en las cuales mis precepciones del cuerpo al terminar han sido de notoria diferencia entre el estado en que comencé, lo cual me ha movilizado la reflexión en relación a nuestras somatizaciones de la mente.

Al ser presentado el ejercicio de la pista pude desarrollar aún más mi imaginación en torno al tema de la conciencia y las percepciones de la misma. En un comienzo al mismo tiempo que me cuestionaba la posibilidad de trasformar los estados de conciencia con meditaciones fue surgiendo en mi vida la posibilidad de consumir drogas alucinógenas como hongos o lsd, lo cual en nuestra cultura latina llevamos incorporado desde los chamanes a las películas de Hollywood. Estos químicos alteran la percepción de la conciencia fuertemente, provocando transformaciones en la vivencia de los sentidos y dejando la impresión de un estado de conciencia no comprendido, un sentimiento mágico de la casualidad de la existencia el cual provoca estados de euforia. Esta dirección se me ocurrió crear con la imaginación una droga que sea capaz de provocar algún otro cambio en la conciencia, estaba buscando el sentido, todavía sin comprender que no tenía claro un objetivo. Se me vino en ese momento a la mente una película que había visto sobre un personaje que consume una droga que lo vuelve sobrehumanamente inteligente en el ámbito de los negocios (“sin límites” o “limitless”).

Cuando expuse mi idea sobre las drogas para transformar los sentidos y así cartografiar resonó en el aula, que de algún modo abra resonado en mí porque sentí que era algo que no encajaba el tema drogas. Desde el ámbito institucional o por las reacciones del grupo. Así como también en el transcurso del dialogo y la escucha de las demás pistas surgió la idea de que una posibilidad análoga a las drogas podía ser que sea un robot el que efectué el mapeo. Esto lo articulo con el hecho del desarrollo exponencial de la tecnología del ser humano en estos ultimo 20 años, y esto a la posibilidad de que en ese sentido este artefacto logre captar algo diferente, “algo mas allá”, que quizás esa abra sido mi primera intención. En este ámbito algunas películas de ciencia ficción (como “terminaitor” léase “el exterminador” un ciborg) también vislumbran la posibilidad de en un futuro lograr uniones hombre-máquina, ampliando sus capacidades.

Fue entonces que me enteré de la existencia de Neil Harbisson que es un artista neoyorkino el cual está a la vanguardia de la mezcla entre la naturaleza humana y una computadora.
Me gustaría hacer un paréntesis entre las analogías que se dan entre el invento que surgió en occidente, las computadoras, y la concepción de humano pero principalmente enfocado en la concepción oriental. Sobre esta me gustaría contar que ellos viven su vida entera, día tras día, con la total convicción de que existe la re-encarnación y de que esta misma se continua en un ciclo sin fin donde lo que importa son las actitudes que se toman en este ciclo. Por lo tanto se podría decir toman una posición dualista del ser en la cual perece el cuerpo y continúa otra sustancia un ciclo infinito.
Las computadoras compuestas por un hardware y un software, comenzaron a aparecer hace unos 80 años (de la mano de la empresa IBM: Internacional Bussines Machine) siendo una materialidad (hardware) con la capacidad de producir un resultado el cual en sus orígenes fue resolver problemas matemáticos pero el avance en las últimas décadas ha logrado que comiencen a lograr la visión, la cualidad de producir imágenes de tal manera de crear un mundo interno que nunca antes habíamos visto. El mundo virtual.

Desde la aparición de las mismas no ha dejado de hacerse comparaciones entre el ser humano y una computadora. Al punto de crear un miedo de que en algún momento seamos sustituidos por computadoras, personificando a los robots. También han ido apareciendo en el vocabulario cotideano frases como: “a ese le falta un tornillo”. La cual justamente alude al hecho de que la maquina se puede descomponer tanto como podría mejorarse. Así como también hoy en día debido al apego a la tecnología producimos modismos como “me quede sin batería”, hablando en primera persona y de esta manera incorporándola psicológicamente a nuestro ser, siendo en ese momento “psico-ciborgs”.

Neil es el primer ser humano en ser reconocido por un estado como un ciborg (del acrónimo en inglés cyborg de cyber y organism). Él tiene una antena implantada directamente en el cerebro la cual es capaz de percibir colores infrarrojos y ultravioletas, así como recibir informaciones de todo tipo desde computadoras externas, como también hacer llamadas telefónicas. Hasta el momento yo no había estado al tanto de este movimiento ciborg ni cuan profundo es su desarrollo y así como tampoco la cantidad de gente que mueve en convenciones.

Hoy en día la industria medica es la que está logrando el mayor aporte en la cantidad de accesorios para aumentar las capacidades de percepción del ser humano, a partir de los sufrimientos de las personas desenvueltos por la incapacidad de relacionarse que provoca padecimientos, como es el ejemplo del amplificador de sonido para las personas que empiezan a quedar sordas como también los intentos de amplificar cualquier sentido, y con esto la posibilidades de crecer se vuelven iguales de grandes de la capacidad de crear del ser humano. Fue en este ámbito médico que Neil padeció y estuvo envuelto por que él nació con la incapacidad para percibir colores a través de sus ojos.
Pienso que la dirección de la expansión de mercados del capitalismo en articulación con la concepción cultural que intenta imponer el marketing de hoy de gozar al máximo, de consumir todo lo que se pueda hoy y ahora, va desarrollar en un futuro cercano una multitud de accesorios disponibles en cualquier tienda capaces de percibir distintos elementos, donde que uno de los factores que va poner el precio del objeto no solo será la necesidad del producto, como en el caso médico, sino las ventajas que este proporcione a la vida diaria.

¿Hasta dónde llegara esto?...

Ya tenía el elemento, iba a ser un accesorio ciborg pero ¿Qué iba a percibir? Aquí la respuesta se enlaza con el oriente y sus creencias, desde mi punto de vista uno de los principales objetivos de practicar la apertura de la conciencia estuvo direccionada a mi idea de así lograr percibir el camino que sea mejor para mi evolución. Como también a pensar la posibilidad de transitar otros rumbos del pensamiento, mirar lo que no había visto, para así poder actuar diferente.

A partir de estos pensamientos se me ocurrió que esto se podría lograr a partir de los estados de ánimo de los seres. Los estados de ánimo se definen como la actitud o disposición emocional que poseemos, con la cualidad de ser prolongada en el tiempo. El artefacto tendría que ser capaz de ello, de poder cartografiarlos, sin tener predilección por ningún estado. Aquí es donde surge en mi la idea de que en un futuro se podrá pagar por conseguir una visión sobre los estados anímicos de los demás, cualidad que los orientales ejercitan en meditación, pero con la ventaja (o no) de no haber practicado años de meditación. Le apode “felizometro” a dicho implante ciborg. Con esto se abrió un abanico de posibilidades bastante grande porque no solo se podría identificar el estado de ánimo e intenciones de los animales sino también de las plantas, como también la calidad del aire que se respira o los sonidos de los diferentes ámbitos, el espectro se abre de gran manera en relación a los determinantes de nuestros ánimos y de la salud.
Todas estas variables influyen en nuestra conciencia, por lo tanto siendo capaces de transformar hasta nuestra salud a corto y largo plazo, pero también en nuestros sentimientos y así en nuestras actitudes del momento. Tuve la incapacidad de cartografiar tanta información. Por lo que decidí centrarme únicamente en los estados de ánimo de las personas a partir de las expresiones de sus rostros.

¿Existe la alegría sin risa o el enojo sin mueca?

Las emociones son estados de ánimo que son acompañadas por cambios fisiológicos, dependiendo uno del otro, están ligados así como el alma y la carne, son uno. Sobre esto se basa la concepción bioenergética del ser, sobre que cada parte física de nuestro cuerpo tiene una representación sobre nuestra mente. La energía mental condensada, en los músculos, órganos y huesos. Un simple ejemplo de esto lo son las contracturas o los dolores de panza por estrés.
En este aspecto, captar las emociones, las cámaras de foto han desarrollado la capacidad de disparar la foto hasta realizar diferentes acciones cuando detectan algún cambio en el rostro de una persona. Pero para el mercado de las ventas estas informaciones son sumamente valiosas, por eso invierten millones y millones en el desarrollo de softwares que sean capaces de procesar datos que logren identificar nuestras emociones y actuar en consecuencia, para vendérselos a empresas que buscan influenciarnos nuestras decisiones de cualquier modo y con diferentes finalidades, las cuales son muchas, siendo de esta manera también responsables de ejercer un poder sobre nosotros.

Para llevar adelante esta cartografía utilice una cámara de foto con un zoom de 300mm capaz de sacar fotos de rostros con un alcance de unos 10 metros, en la calle 18 de julio, es una distancia relativamente cerca para no ser visto, muchos lo hicieron y actuaron en consecuencia.

Mi objetivo en el momento fue tomar un registro de los rostros que deambulaban por el barrio Cordón, fui navegando por diferentes calles buscando algunas variaciones en la cantidad de rostros con determinadas expresiones, donde me encontré en lugares que se encuentran cargados de una diversidad de rostros como otros más vacíos, así como también con lugares mayormente cargado de signos y sonidos que otros, todo esto regulado por el horario cronológico en dichas áreas. Para lograr hacer visible un cambio un más fuerte fui hasta el parque rodo que en un donde fue otra la diversidad de ánimos que deambulaban por ahí.
Expuse esta deriva del felizometro sobre el barrio Cordón en la pantalla del salón de clase la cual tuve la suerte de que haya sido una con buenas capacidades de definición. Lo cual logro mostrar las fotos a todos juntos cual en un cine, esto tuvo un efecto impresionante sobre los habitantes del salón, manifestaron diferentes emociones frente a las distintas fotos haciendo comentarios sobre ellas.

Esas capturas con la cámara llevan detrás el hecho de que mi pensamiento no pudo dejar de ir deambulando intentando ver las expresiones de los rostros a todos los lugares que he ido. Como si hubiese incorporado el chip.

Reflexionando entorno a la noción de fronteras que tenemos en relación a los seres, me gustaría hacer pensar sobre como el hecho de sentir un fuerte olor o sonido, nos transforma, tanto en nuestras emociones como nuestra salud tanto para beneficiarla como para destruirla. En este sentido nuestro ser va íntimamente ligado con todo lo que nos rodea. En contra de lo que nuestra concepción cultural nos dice separados del resto, individualizados, numeralizado, situación que viene a raíz de la necesidad de ordenamiento de los cuerpos y la influencia del Poder. Concepción que se nutre a partir de todas las ciencias, como decía Foucault “el poder construye verdad” todas aportan de alguna manera, ya sea a través de las taxonomías de la biología, como de la filosofía o la historia. Pero por más que se intente nunca nos vamos a separar, el aire que estamos respirando hoy, el que incorporamos a nuestro cerebro a través de nuestros pulmones es el mismo aire que se está incorporando por otro ser del otro lado del mundo. Existen diversos estudios sobre cuáles son los determinantes de la salud, uno de ellos efectuado por Marc Lalonde en Canadá donde se demostró que el entorno influencia nuestra salud en mayor porcentaje que el sistema sanitario que tengamos y que la población financia en una relación mucho mayor al sistema sanitario.

Este pensamiento lleva consigo también la noción de que así como somos influenciados, influenciamos, y lo hacemos hasta resistiéndonos de otra influencia. Somos territoriales.

Hay mucho para decir sobre las influencias que provocamos en los demás. Deleuze y Guattari se expresan sobre los conceptos de territorialidad y sobre como la recibimos y practicamos en cada postura de nuestro ser. Esta territorialidad comienza con el hecho de estar encarnados, la existencia de que nuestro “hardware” ocupe un lugar en esta realidad. Esta ocupación crea tensiones de poder, que las llevamos delante de manera consiente o no en nuestra rutina diaria.

Las concepciones que se tienen de territorio generalmente se tratan únicamente del contexto geográfico dejando por fuera las entidades que habitan el mismo, lo cual es una falta al concepto. Se trata más bien de una palabra utilizada por los gobernantes. Los cuales en la época de los reinados eran poseedores de todo, por gracia divina, de absolutamente todo lo que habitaba un espacio geográfico, al día de hoy se actualizan las fronteras con el comienzo de la era de la globalización de la mano del mundo virtual. La territorialidad se define como la influencia ejercida por una persona o un grupo sobre un espacio lo cual influencia directamente al resto de los habitantes de este mundo. En este sentido va envuelta la concepción de que tenemos diferentes extensiones, que abarcamos más allá de las fronteras de nuestro físico. He aquí donde comienzan a surgir las tensiones entre los seres, algo totalmente instintivo, que parte del impulso de supervivencia, mucho más ante la escases, de que cada entidad necesita de un espacio físico para desarrollarse en mayor o menor medida y sin este no es posible su existencia. Las variables de las expresiones del ser son muchas, podía decirse infinitas, pero es imposible desligarlas de su territorialidad, no hay manera de existir sin ser territorio.

De este modo me gusta pensar que nuestro ser se encuentra permanentemente mapeando y cartografiando su entorno reproduciéndolo en nuestra conciencia, para de esa manera, decidir nuestras acciones.

Como bien se explayan Eduardo Passos y Regina Benavides de Barros en su texto “a cartografia como método de pesquisa-intervencion” no existe la separación entre conocer y hacer, entre buscar (pesquisar) e intervenir. Al momento de sacar a pasear el felizometro me sentí que con mi cámara fotografiando gente todo mi entorno se modificaba, ya sea que el objetivo se haya dado cuenta o no. El resto del entorno que me veía actuaba en relación a ello. A lo cual yo reaccionaba en un juego de territorialidades e influencias que me iban haciendo deambular por diversos sitios para continuar así continuar el desarrollo de mi tarea. De una manera similar ocurrió con la otra deriva que hice, en este caso filmando con un celular mi recorrido y de este modo captando también otras cosas como actitudes, sonidos, significantes y sus relaciones. El fin fue obtener material para la realización un video con el objetivo de hacer una propaganda con el fin de ilustrar así como también con la intención de agregar algún elemento más para pensar esta idea.

Volviendo a las computadoras, con ellas aparece la idea del mundo virtual, este mundo emergente capaz de alcanzar límites inimaginables, entiéndase como el mundo que habita en las pantallas, es un espacio virtual (pero que no se debe olvidar tiene su equivalente físico de energía eléctrica guardada en las computadoras) donde coexisten diversas imágenes que imponen su presencia. Este mundo virtual está regido y limitado tanto por el método de entrada de información como por la manera en que circula la misma, con los correspondientes permisos de hacerlo. Este es un mundo sumamente territorializante también por la velocidad de las acciones que imponen los gobernantes de la red.

En la historia de nuestra cultura hemos pasado de un minuto al otro a ser rodeado por pantallas repletas de símbolos que crean y re-crean nuestro día a día. Somos las primeras generaciones de seres en dicha transición. Y hemos llegado al punto de que dudo de la posibilidad de que en las ciudades del mundo de hoy en día no se esté hablando sobre lo que se vio en el mundo virtual, o de las pantallas, en los lugares de encuentro de los cuerpos se comenta lo que se vio en común a través de alguna pantalla.
Cuenta de ello da el futbol esta actividad realizada o seguida por una gran cantidad de personas que en los últimos años ha estado incorporando tecnología con el fin de ayudar con el juzgamiento del mismo, pero el caso que más me llamo la atención es su última incorporación, el VAR: virtual assistance referee. El cual está compuesto por un grupo de personas que re-ven y organizan imágenes para asistir al árbitro del encuentro. Este VAR tiene un centro al estilo panóptico foucaultiano, una cabina no visible al público donde deliberan sobre lo que acontece. Pero lo que me gustaría destacar es el gesto que realiza el juez del encuentro, realiza el gesto de las pantallas, traza un cuadrado anunciándoselo al público, este gesto trae consigo emparejada la idea de que lo que va estar reproducido en la pantalla es la verdad.

Este apoderamiento del mundo virtual sobre nuestro pensamiento y relaciones, articulándose con el surgimiento del movimiento ciborg está trayendo un cambio antropológico en nuestra manera de sentir y comprender. Con esta influencia estamos pasando a ser dependientes de las mismas.

Separándonos del presentismo histórico, posiblemente en un futuro se analice el modo en el cual está cambiando nuestros pensamientos la era digital. Hace unos días, a fines de julio, la empresa Netflix estreno un documental llamado “nada es privado” que da cuenta y juzga a las empresas que dominan las redes sociales imperantes en el mundo virtual y a la universidad de Cambridge de utilizar 5000 “data-points” sobre nuestra personalidad para influir en las campañas políticas y así dirigir nuestros votos. Esta técnica del uso del poder influenciando los medios de comunicación se fue construyendo a lo largo de los últimos años, podría tomarse como ejemplo la campaña de Hitler, su utilización de los medios y sus efectos. Todo esto retoma una dimensión inimaginable en la era de las redes sociales, donde se superponen estas redes con los medios de comunicación. Entregando de este modo a los responsables del flujo de los datos la capacidad de moldear subjetividades y crear cotidianeidad.

Esta capacidad de poder es multiplicada por el hecho de que la información que no se visibiliza no existe, y en la infinitud de información existente el discernimiento del suministro es el poder. Que en cuanto a nuestro ser no tenemos la capacidad de ocultar nada de lo que acontece en nuestros pensamientos en las manifestaciones físicas que estos tienen.
Ya sea para la política o para direccionar nuestro consumo nuestros datos sobre nuestros estados de ánimo se han vuelto muy valiosos.
Trabajo: Pistas cartográficas personaje - personajes conceptuales.

Tulio Patella Camerlati
c.i: 4.885.040-9
ALGUNAS DE LAS IMAGENES CAPTURADAS EN LA DERIVA: